
El significado emocional de la alopecia
La alopecia con significado emocional alude a dos conceptos distintos. En primer lugar, a la existencia de problemas de caída del pelo ocasionados por causas emocionales. En segundo, a las secuelas afectivas que esta situación produce en quienes la sufren. En este contenido, vamos a tratar ambos aspectos.
Índice
- Alopecia y emociones, cara y cruz
- Causa emocional de la caída del cabello
- Influencia emocional de la caída del cabello
- Conclusión
Alopecia y emociones, cara y cruz
La pérdida del cabello es un aspecto fuertemente vinculado a la afectividad y al espectro emocional de las personas. Existe una doble relación entre ambos conceptos, que alternan sus papeles de causa y efecto según las circunstancias.
A continuación, abordamos este apasionante binomio que ha hecho de la alopecia una carencia física con alto significado emocional. Son, para muchas personas, dos caras de una misma moneda.
Causa emocional de la caída del cabello

El estado anímico influye poderosamente en la fortaleza, el vigor y la durabilidad del cabello humano. Nuestro cuerpo es un rompecabezas que incluye gran variedad de piezas perfectamente encajadas. Entre ellas están las emociones. Sin embargo, cuando estas se alteran, el resto de las piezas terminan afectadas.
¿La consecuencia? Problemas físicos que pueden manifestarse de muy distintas formas.
La alopecia nerviosa
Las causas de ciertas caídas temporales de cabello son, a menudo, cuestiones afectivas. Aspectos como la tensión, la ansiedad, el estrés o la depresión suelen desencadenar este tipo de manifestaciones.
La caída del cabello por causa emocional genera un efecto multiplicador del desencadenante anímico, porque a la ansiedad, la depresión o el estrés iniciales se suma otro factor sobrevenido de preocupación y malestar.
Es sencillo, sin embargo, identificar este tipo de alopecia porque se produce gradualmente, de manera homogénea y, por lo general, durante un periodo de corta duración. Cuando esto ocurre, solemos encontrarnos ante una alopecia nerviosa, que es como se conocen estos casos.
Podemos comparar los efectos de tres de los tipos de alopecia más frecuentes:
- Androgenética. Evoluciona año tras año y comienza por una pérdida progresiva de vitalidad, debilidad y tendencia a quebrarse. Finalmente, el cabello se pierde por completo.
- Areata. El cabello forma cercos circulares al desaparecer, los cuales van ocupando espacios cada vez mayores. Es de origen autoinmune y suele darse en etapas de caída activa alternadas con etapas de reposo.
- Emocional o nerviosa. La caída se concentra en muy poco tiempo, pero el pelo reaparece cuando se mitigan las causas.
Más allá de la influencia emocional, existen explicaciones técnicas de por qué se asocian ambos elementos. Por ejemplo, el estrés altera ciertos receptores ubicados en los folículos capilares. Esto termina debilitándolos y, como consecuencia, el pelo se cae.
El factor positivo es que, en la mayoría de los casos de alopecia nerviosa, la caída del cabello se frena cuando lo que causa el foco de tensión emocional o estrés desaparece.
Cómo tratar la alopecia emocional
La clave es olvidarse del pelo y centrarse en la causa emocional detrás de su caída. En consecuencia, hemos de recurrir a las técnicas de relajación, la positividad, la mejora de nuestra capacidad para afrontar conflictos, la asertividad, la desdramatización, la meditación o el entrenamiento de la respiración diafragmática. El objetivo es acabar con la tensión o el estrés, no con la caída capilar.
Por ello, replantear nuestros hábitos de vida es fundamental. Dormir más y mejor, alimentarse adecuadamente, organizar la agenda diaria, huir del caos y practicar deporte siempre viene bien en este objetivo.
Influencia emocional de la caída del cabello

La segunda dimensión de la alopecia con significado emocional es el impacto afectivo que produce en muchos hombres y mujeres la pérdida de cabello. Culturalmente, se tiene la percepción de que la abundancia de pelo refleja salud, atractivo, juventud y belleza.
En una sociedad enfocada en el aspecto exterior como la nuestra, los complejos se activan y los afectados se ven obligados a aceptar la realidad, que no siempre es fácil.
Contar con una melena bonita nos da seguridad, autoconfianza y mejora nuestra capacidad de relacionarnos con los demás. Algunas personas reaccionan tan mal a esa pérdida capilar que tienden a aislarse. Es algo aún más frecuente en los casos extremos de alopecia femenina y, también, cuando se manifiesta a una edad muy temprana.
Problemas psicológicos derivados de la alopecia
Por todo ello, y en nuestros días, la pérdida de cabello ha dejado de ser solo una cuestión estética y se convierte, con frecuencia, en un auténtico problema de salud psicológica.
Estas son algunas de las consecuencias emocionales más ligadas a la ausencia de cabello.
Inseguridad
La pérdida de confianza en uno mismo es frecuente en cuanto empieza a desaparecer el cabello. La caída del cabello a menudo desemboca en que las personas que sufren este problema se sientan inseguras con su imagen. Si la pérdida de pelo es a causa de un problema de alopecia crónica, el cabello se puede ver afectado en gran medida reduciendo progresivamente su volumen.
Baja autoestima
Muchas personas dejan de aceptarse y de sentirse valiosas cuando se les cae el pelo. La inseguridad las invade y empiezan a minusvalorarse, y pueden llegar a creer que no es digna de ser amada por los demás.
Depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de menor valía hacia sí mismo. En algunos casos, la caída del cabello puede llevar a la persona a entrar en este estado de tristeza vital y vacío existencial.
Trastorno dismórfico corporal
Las personas que tienen un defecto físico pueden desarrollar un trastorno dismórfico. Cuando sucede, el afectado solo puede pensar en sí mismo asociado a al defecto, cuya importancia exagera.
Disminución de la autoeficacia
La autoeficacia es un concepto que define a la capacidad psicológica para mantener la autoestima alta y no desarrollar vulneración ante estímulos adversos. En el caso de la caída del cabello la autoeficacia juega un rol elemental, pues el desequilibrio emocional generado impide a la persona mostrar su mejor versión y alcanzar sus objetivos.
Conclusión
En la sociedad superficial en que vivimos, dominada por el culto a la juventud y a la belleza, la apariencia exterior está sobrevalorada. Por tanto, resulta difícil aislarse de una realidad incuestionable: nuestra imagen importa… y mucho.
En este contexto, la relación entre alopecia y afectividad es mayor que nunca. Y se genera en una doble dirección. Por un lado, la alopecia nerviosa o emocional se produce por una causa afectiva. Factores como el estrés, la ansiedad, el agobio o el malestar psíquico en general pueden terminar somatizándose o provocando una caída de pelo de mayores o menores dimensiones.
Por otra parte, también es comprensible que quienes pierden su cabello en gran medida, demasiado pronto o de una forma traumática, se sientan emocionalmente afectados y puedan llegar a desarrollar inseguridades, miedos y complejos.
La alopecia y su significado emocional han convivido siempre, pero en nuestra época esta relación se ha multiplicado exponencialmente. El cuerpo y el espíritu, la razón y el corazón, van siempre de la mano. Con mucho o poco cabello, lo importante es querernos y estar bien con nosotros mismos.